El globo, el cordel y yo.

Suavemente enrollado sobre si mismo, de pálido color crudo y tacto regio. Dos vueltas caprichosas sobre mi dedo indice y su largura cayendo al vacío escurriéndose desde la palma de mi mano.

En lo alto, compitiendo por alcanzar el Sol, un globo. Un globo cuya base retiene el cordel que retiene mi mano, que controla mis ansias, impidiendo hacer aún más amplia la distancia insalvable.

Deshago las vueltas en mi dedo deseando que el azar cree nudos que den un giro inesperado a este final escrito antes aún del comienzo. Y se escurre lentamente, marcando mi piel con su roce a modo de despedida, cada vez más largo el trozo de cordel que separa. El ascenso en cámara lenta se graba en mi retina y queda archivado en ese rincón donde guardo los momentos imborrables que sólo tienen sentido en mi corazón y a los que sólo yo doy valor.

El extremo de la cuerda termina por escapar de entre mis dedos y ya empiezo a añorar tener mi globo a un leve tirón de distancia.

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En el andén.

El atardecer ha vuelto a encontrarme descalza en el andén,
encaramada al frío banco de hierro abrazo mis piernas
y observo los dedos de mis pies moviéndose con ligereza.
Me siento niña caprichosa que desprecia toda lógica en su andar,
me he vuelto sorda de tanto escuchar el duro silencio.
Sin mi techo, sin tu abrazo, aún así, sin hambre y sin frío,
inerte y muda ante el andar de los días.
En mi bolso 2 monedas, un chicle y una postal desgastada de tanto releer.
Vas en mi camino solitario en forma de recuerdos.

Sé que huyo, que huyo de mi misma buscando darme un giro,
perdí el suelo bajo mis pies y ahora desprecio mi alrededor
aún sin percatarme de que siempre iré asida a mi misma
como el tatuaje que deja sombra en la piel dónde habitaba.

Lejos, me quiero lejos, dónde todo lo que esté a mi alrededor me resulte extraño,
dónde nada me traiga recuerdos, pero que tenga una estación de tren cercana,
donde volver a sentarme en un frío banco, si el corazón se desmorona de nuevo…

El Nuevo Despertar (y II)

Anoche me lanzaron un reto desde Yasutake.org, continuar un poema.. Nunca hice un poemas a medias pero siempre será más medio poema que los versos que nunca llegaron a salir…

Aquí está la primera parte y este es mi intento de continuación..

Y ahora la luz baña por completo tu piel,

la lame suavemente mostrando recovecos

[que anoche sólo intuían mis manos,

mostrándome en libro abierto,

cada resquicio de ti que fue besado.

Ahora te sueño con ojos abiertos,

mientras observo los tuyos cerrados,

esperando caricias postreras en tu despertar.

Me dejo caer por la curva de tus pestañas,

y entre ondas de tu cabello mis dedos descansan,

mis ojos se refugian en la suave línea

[que tus labios dejan en relajado gesto,

pareciendo pedir ser colmados de besos,

suaves besos, besos nuevos.

Entre mis delirios insomnes despiertas,

me observas, sonríes.

Paralizas el tiempo y vuelves a darle sentido a todo.

Un torbellino de color pinta el debil gris que todo inundaba,

tu silenciosa energía me colma

y mi pulso antes muerto, se acerela.

Estás,

eres,

soy.

Soy, porque tú eres y estás.

Mi mundo olvida rotar y trasladarse,

has venido barriendo miedos.

Pero hay miedos que nunca desaparecen,

como el miedo a que algún día te vuelvas volatil,

a que este Sol te consuma

como a la más bella luciérnaga noctura que fuiste entre mis manos.


… un placer continuar sus versos, caballero.

De consistencia dúctil, blanda, maleable…

De consistencia dúctil, blanda, maleable. Acumulo huellas y cicatrices como la fruta podrida acumula hormigas.

Hollada por manos, miradas, palabras, silencios y profundos vacíos. De surcos rellenados con polvo del camino, de vértices pulidos por brisas ya calmadas. Mi piel se lee sin luz, te cuenta su historia de grietas subsanadas y esconde entre sus pliegues el eco de otras voces que sólo son recuerdo que en mí dejaron marca.

Leve como un soplo que pasa sin apenas rozar.

Hoy me tienes, mañana ya seré historia y desapareceré de tu mente, escurriéndome en tus recuerdos para dejar todo como si nunca te hubiese tocado la piel…

Con los ojos abiertos.

Los blogs son como ese amigo fiel, el que no te echa en cara cuánto tiempo ha pasado desde la última visita. Y aquí llego, un trimestre más tarde, en otro año, en otra década, a retomar las letras que dejé aparcadas.

Siempre es agradable comenzar otro capítulo, aunque en la memoria siempre haya hueco para personajes pasados. El crujir que se oye al abrir un nuevo libro y el olor a papel virgen en nuestras manos…

Y aquí me encuentro, en mi rincón, dónde puedo pararme en silencio a observar el mundo y ser juez y parte de todo y de nada.

Retomo los lienzos, las fotos, mis viejos lápices y el teclado desgastado, retomo las tardes frente al mar y las ganas de escribir. Espero que esta vez no deje pasar los trimestres entre mis lineas.


Regreso para pensar con los ojos cerrados y escribir con los ojos abiertos.


La vida, sus momentos y mil gracias…

La vida está llena de pequeños momentos llenos de magia, la mayoría pasan de forma imperceptible en nuestro día a día, se esfuman uno tras otro sin ni tan siquiera haber sido conscientes de ellos. Nos perdemos los detalles que componen nuestra vida mirando siempre más allá de nosotros mismos, anhelando siempre lo mejor, lo mayor, lo superior, y no nos damos cuenta de todo lo que nos rodea y encierra tanta belleza.
Les invito a tomar conciencia de la VIDA, a recrearse en el olor del pan recién horneado, en el canto de los grillos al anochecer, en la frescura de una rodaja de sandía, en la sonrisa de quien está a nuestro lado y en la calidez de sus abrazos en nuestra piel.
Vivamos sientiendo la arena bajo nuestros pies y la brisa despeinando nuestro cabello y demos GRACIAS siempre por tantas cosas buenas que la vida nos regala, a mi me ha regalado tu visita y eso me hace feliz. Gracias.

Dedicado a quien me ha enseñado a dar las Gracias y a darme cuenta de cuan afortunada soy.

Piel con piel.


Puedo notar cada músculo de tu espalda apoyada en la mía,

tu respiración lenta, pausada, fría.
Tu olor que tantas veces me embriagó los sentidos y que hoy sólo duele.
Alargo tus manos hacia atrás buscando encontrar las tuyas
y éstas se deslizan huyendo en mayor silencio que el que me donan tus labios.

Estamos piel con piel y te noto tan lejos…

La vida renace.

Me he vuelto madera, madera porosa,
tronco inerte cubierto de un sin fin de grietas imperceptibles
dónde se van colando lentamente tus palabras alimentando mi savia.

Piel áspera que exuda la humedad de un interior
con más vida de la que representan las ramas mustias
que mecen la cálida brisa..

Fortaleza y rigidez, energía silenciosa.

Verdes brotes que asoman tímidamente
empujando la vieja corteza que me cubre…

Y pierdo todo resto de viejos incendios,
las cenizas se precipitan hacia mis raices
retroalimentándome,
y la vida corre hasta la punta de cada una de mis hojas
y pasan a ser suaves gotas de rocío.

La vida renace.

Sin palabras.


Hoy sólo quiero tus silencios.
Quiero acurrucarme entre tus brazos y dejar que me adormezca tu respiración.
Que mis lágrimas empapen tu hombro y tu mano no suelte la mía. Hoy me sobran las palabras y sólo buscaré en tu mirada silencioso consuelo.

Te quiero a mi lado sin pedir explicaciones, te necesito de manera egoista, porque sí.
Abrazos y silencios.

Te vas…


Arrojaste la toalla.

Los días ya se te tornaban plomo en tus tobillos y un año en tu infierno dejó huella de una década. La distancia y soledad fue acallando tus latidos que sólo parecían un débil retumbo por no dejar solos los suyos, aún cuando no se quería ni a ella misma dentro de su piel.
Y ahora ella se fue, sin equipaje alguno, dejándote en tus manos, el peso muerto de su cuerpo, huyendo de si misma y de todos sus demonios, valiente hasta su último aliento. Con un único bagaje partió, los rescoldos de tus fuerzas y esperanzas frustradas.

Te vas y no sé anudarte a la vida, y me muerdo los labios por no decirte que te comprendo.